Las abejas a las que se les permite vivir en su estado natural y salvaje suelen ser más resistentes al estrés ambiental, como enfermedades, plagas y el cambio climático. Esta resiliencia es crucial frente a las muchas amenazas que enfrentan las poblaciones de abejas melíferas en todo el mundo.

Las colonias de abejas melíferas asilvestradas son más capaces de adaptarse y responder a las condiciones ambientales cambiantes en comparación con las abejas melíferas domesticadas y manejadas.

Esta diversidad es esencial para la supervivencia y adaptabilidad a largo plazo de las abejas melíferas, ya que les permite responder mejor a nuevos desafíos y amenazas.

La diversidad genética es crucial para la viabilidad a largo plazo de las poblaciones de abejas melíferas y ayuda a garantizar su papel de polinizadores esenciales en ecosistemas naturales y agrícolas.